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"El intendente me encargó un monumento para Buenos Aires. Tenía que ser un monumento moderno para ser ubicado al costado del teatro Colón [...] El monumento estaba formado por una estructura de aluminio. Ella sostenía unos cristales negros y unas planchas de mármol blanco de tres centímetros de espesor, que, de arriba recibían en forma contínua una lluvia para que estuvieran siempre mojadas, y no se ensuciaran con el hollín de Buenos Aires. Yestaban a una altura tal que si un chico les tiraba una piedra, cuando llegaba a esa altura la piedra ya no tenía fuerza. Además los vidrios eran templados"

Amancio Williams. Diario La Opinión, sección cultural, Noviembre 1976, pág. 5.


-Usted no ignora que muchos lo definen como un arquitecto sin obras...
-Realmente soy un arquitecto sin obras; lo reconozco y me apena mucho.
-Tal vez podría decirse que usted es un crítico, o un teórico o un estudioso...
-Ninguna de esas calificaciones que siempre tenemos tan a mano se me pueden aplicar. Soy una persona que se ha dedicado al estudio de grandes temas, los grandes problemas actuales, y en este sentido soy un realizador.
-¿es usted un idealista, un utopista?
-No, de ningún modo. Sé que los temas que encaro son reales. No ideales ni utópicos. Son los temas que acosan al hombre y que aún están sin resolver. Alguien debe abordarlos y yo lo he hecho desde siempre. Hace casi cuarenta años hice un estudio de planeamiento de la Patagonia, que todavía hoy tiene vigencia. La sala para el espectáculo Plástico y el Sonido; el edificio suspendido para oficinas; el santuario para Nuestra Señora de Fátima; las viviendas en el espacio; el Aeropuerto en el Río de la Plata son proyectos no construidos, pero todos, absolutamente todos, han dejado una enseñanza, una huella mucho más profunda que millares de obras construidas, conformistas, rutinarias, que han contribuido a congelar una estructura urbana que no parece servir al hombre, su destinatario, sino, antes bien, agredirlo.

Entrevista a Amancio Williams. Revista La Nación, Octubre 1981, pág.7.